Thyra Dane

Author of Romance. Blogs about Scandinavia, Vikings and books.

Ella observó fijamente su estómago firme y su pecho musculoso. “¡Oh Dios mío!”, exclamó.

Sí, ¡Oh, Dios mío!- repetí.

Yo estaba sentada frente a la chimenea, bebiendo una taza de café y disfrutando de la última novela de la serie  “Eric el Vikingo”.  Me habían llamado desde la librería aquella mañana para decirme que ya lo tenían, e inmediatamente fui a recogerlo.

Era mi día libre y  estaba encantada de tener un libro más sobre Eric para leer.

Él era mi fantasía secreta. El hombre con el que soñaba cada noche. El Vikingo caliente que tomaba lo que quería y le daba un nuevo significado a la palabra “saqueo”. Él podía venir a saquearme en cualquier momento. Él era caliente, varonil, y  sabía decir todas las cosas correctas a las mujeres. No es que necesitara decir mucho. Él tomaba todo lo que quería y luego dejaba a sus amantes jadeando por más.

Incluso había comenzado a debatir sobre Eric ”on line”. Un blog, especialmente, había captado mi interés y posteaba día y  noche sobre lo caliente que era Eric Northman. Nosotras discutíamos sobre las cosas que le decía a las mujeres – y tenía un montón de mujeres – y sobre todo, lo que le hacía a “sus” mujeres…

Eric era el último amante. El hombre perfecto.

Por desgracia, no era más que un personaje de ficción y más de una vez me sorprendí a mí misma deseando que fuera más que eso. Él era caliente, divertido y podía resolver cualquier situación en la que se hubiera metido. Y el sexo que tenía con las mujeres. ¡Phew…!

Ellas siempre tenían orgasmo tras orgasmo. Nunca había conocido a un hombre que me diera un orgasmo tras otro, aunque claro, nunca había conocido a un hombre que pudiera resistir tanto cómo Eric Northman.

¿Por qué no habría más hombres como Eric?

Tampoco era  que yo estuviera buscando un novio. Pero, ¿quién no querría conocer a un hombre caliente como Eric? Un hombre con un pasado oscuro, lleno de traiciones, que sólo esperaba a la mujer adecuada para convertirse en una  persona mejor. En su último libro, Eric declaraba que no perseguía la belleza,  ya no. Ahora deseaba simplemente a una “mujer corriente”, alguien con un corazón de oro. Una mujer corriente que podría ser su “Heart´ s Desire “(El Deseo de su Corazón).

En el primer libro de la serie, una bruja profetizó que algún día conocería a una mujer así, y desde aquella predicción, el pobre Eric había  buscado a la mujer a la que estaba destinado. Muchas veces se había equivocado. Había hecho el amor a una mujer y a otra, y a otra… creyendo que lo amaban, sólo para ser traicionado terriblemente una y otra vez.

¡Yo quería ser esa mujer! Quería ser el “Deseo del Corazón” de Eric. Quería ser esa mujer cuyas manos se deslizaban por su pecho, y descendían hacia su estómago, y más abajo, hacia su …

Yo sabía que él vivía sólo en los libros – y además en la Era  vikinga – pero eso no me impedía soñar con él: Nosotros tendríamos sexo loco. Él me declararía su amor eterno y yo le diría que él era el único hombre al que había amado. El único al que  jamás amaría.

Nosotros nunca nos separaríamos por tonterías. Vosotras sabéis que la heroína suele rechazar al héroe por todo tipo de razones estúpidas. Yo no  tenía un padre que me hubiera prometido a otra persona y tampoco tenía un secreto que me obsesionara tanto, que no pudiera entregarme a Eric.

Eric y yo no pertenecíamos a diferentes tribus que estuvieran en guerra una con otra, por lo que no sería necesario  que él me secuestrara y  que yo le odiara por ello.

Yo nunca le traicionaría. No, no habría nada que me detuviera, ni que impidiera que Eric y yo tuviéramos relaciones sexuales desde la primera página.

Nada, aparte de que él era sólo un personaje de ficción.

Me recosté en el sofá y tomé un sorbo de mi café.

¿Por qué no podía conocer a alguien como Eric el Vikingo? ¿Por qué no podía conocer al auténtico Eric el Vikingo?

“Te quiero aquí conmigo, Eric Northman,” dije en voz alta.

Un fuerte ruido me hizo dejar la taza de café. Entonces se produjo una explosión en el centro de la sala de estar y yo brinqué detrás del sofá, sin saber lo que estaba sucediendo. Entonces fui golpeada por una ola de calor y me derrumbé.

De pronto, todo se quedó tranquilo. Extrañamente silencioso.

Me quedé inmóvil, sin saber lo que había sucedido. Por lo  que podía ver de mi sala de estar, todo parecía en su sitio. Algunas cosas  habían sido derribadas, pero no  parecía haberse producido una gran destrucción.

Me asomé por detrás del sofá. Al principio  no pude  ver lo que había causado la conmoción.  Pero entonces descubrí algo que era imposible de creer.

Había un hombre – un vikingo, para ser exactos – en mi sala de estar.

No daba crédito. Un vikingo casi desnudo en el salón de mi casa.

El hombre sólo llevaba puestos una especie de pantalones – y  tenía un enorme martillo de Thor colgado alrededor de su cuello. ¡Ah! y  también llevaba un gigantesco cinturón con una hebilla impresionante, que podría transformarse fácilmente en un arma asesina si  la lanzara contra ti.

Mi aullido de sorpresa sobresaltó al Vikingo que adoptó  una postura defensiva izando su espada en alto. Cuando me vio, se enderezó y con una sonrisa envainó su arma. Al parecer, yo no representaba ningún peligro para él.

La cuestión era si él suponía un peligro para mí.

“¿Quién eres tú?”- Le pregunté.

“Soy Eric.”

Por alguna razón, no me sorprendió su respuesta. Él era exactamente como yo lo había imaginado: Alto, de pelo largo y rubio, amplios hombros y sexy cómo el infierno.

El único problema era que nunca lo había  imaginado en mi sala de estar. O tal vez me lo había imaginado, pero ciertamente no me esperaba que su presencia se hiciera realidad. Al fin y al cabo, sólo era un personaje de ficción.

“¿Qué estás haciendo aquí?”

Estoy aquí para seducirte. En el momento en que te vi, supe que tenía que poseerte. Tú eres el “Deseo de mi corazón “.

Me miró y olfateó el aire. “Y puedo oler que me quieres ya.”

¿Cómo responder a eso?

Me arrastré desde detrás del sofá, y me senté otra vez sobre él. Luego volví a mirar fijamente al desconocido.

“¿Podrías repetir eso?”– dije finalmente. No era que no le hubiera escuchado la primera vez. Sólo  estaba tratando de ganar tiempo. Tiempo para que mi cerebro pudiera empezar a funcionar de nuevo.

Estoy aquí para hacer el amor contigo. Para hacerte mía. Tú eres mi elegida a través de las fronteras del tiempo y he venido a reclamarte. Te deseo tanto cómo veo que tú me deseas a mí”.

“¿Cómo dices?”

Eric se acercó lentamente hasta el sofá dónde yo permanecía sentada. Al igual que todas las mujeres que habían estado con él en sus libros, yo ahora tenía el privilegio de contemplar cómo trabajaban los músculos bajo su pecho cincelado.

Tenerlo semi desnudo en mi sala de estar no resultaba tan sorprendente como  una podría pensar que sería. Pero claro, yo nunca pensé seriamente que un día lo tendría en mi sala de estar. Sólo había fantaseado con la idea. Y eso, realmente, no era lo mismo.

Él se  arrodilló entre mis piernas e inclinó su fuerte torso desnudo sobre mí. “He venido a follarte “, susurró en mi oído.

Intenté apartarme de él. “Creo que he entendido la parte de –hacer el amor conmigo” le dije. “Pero, ¿cómo y por qué?”

Me pellizqué el brazo.  Aunque  sabía que aquello no podía ser un sueño, porque, en ese caso,  Eric y yo ya estaríamos tirados en el suelo haciendo el amor a lo loco.

Dado que estaba despierta, estaba tan lejos de querer tener relaciones sexuales con éste hombre cómo era posible estarlo. Un desconocido vestido de vikingo…un personaje de ficción de mis libros…  No, no. Aquello no tenía sentido.

Eric al parecer no  tenía ese tipo de reservas. Su mano se deslizó por mi pierna y bajo el dobladillo de mi vestido.

“¿Está húmeda para mí, Sookie?” gimió nuevamente en mi oído.

Iiiiik. Lo rechacé y salté del sofá,  lejos de su tacto.

¡Tú no puedes hacer ese tipo de preguntas a  las mujeres! -Grité, jadeando y alejándome unos pasos de él. La verdad es que no  jadeaba por la misma razón por la que las mujeres de mis novelas de romance, solían jadear. Lo hacía porque acababa de dar un salto imposible para escapar de él, y mi corazón latía a cien kilómetros por hora. Yo debería hacer más ejercicio.

Puedo oír tu corazón que late por mí, mi amante.” Eric se levantó y recorrió decidido la distancia entre nosotros. “Sé que me quieres, pero tal vez hay algo en tu pasado que te está reprimiendo… ¿Alguien te violó? Porque voy a matar a quien te hizo eso. Y entonces podremos hacer el amor cuando la carga de la violación haya sido levantada de tu corazón. “

Negué con la cabeza, sin saber a qué se refería. “No. Nunca ha sido violada. Aunque tampoco es que sea un asunto de tu incumbencia.”

Eric me miraba pensativo. Como si estuviera reflexionando. “Muchas de mis mujeres vacilan a causa de los traumas de su pasado. Pero les ayudo a superarlos al matar a cualquiera que se hubiera propasado con ellas. Pero ¿tal vez hay algo más? ¿Tal vez sufriste una mala ruptura con alguien? ¿Te han hecho daño y ahora  piensas que no podrás volver a amar a alguien de nuevo? “

Negué con la cabeza. “Sí, he tenido algunas rupturas, pero ninguna fue mala.  Bueno, o al menos, no demasiado mala”.

Entonces él añadió: “No tienes las cosas claras … ¿qué te sucede? … Espero que no intentes rechazarme sólo porque temes que no encuentre atractivo tu cuerpo. ¿Tal vez tienes una hermana más guapa que siempre te ha puesto bajo su sombra y por eso te contienes? “

Traté de procesar lo que estaba diciendo. ¿Una razón para contenerme? Imaginaros lo que supone tener a un completo  extraño en mi sala de estar proclamando que iba a tener sexo conmigo.

No, sólo tengo un hermano“, le dije.

“¿Y crees que tu hermano va a usar la violencia contra mí si no te trato de la manera correcta con la que debes ser tratada?”, preguntó.

Me tuve que reír un poco. No, yo no podía  imaginarme a Jason preocupándose lo más mínimo por mi intimidad.

“¿Has sido prometida a otra persona, entonces?” -preguntó y yo negué con la cabeza otra vez.- ¿O tu padre guarda tu virginidad con su vida?”

Negué con la cabeza una vez más, sabiendo que no había ninguna virginidad que guardar o  padre que quisiera guardarla.

Eric frunció el ceño. Se rascó la cabeza y luego su rostro se  iluminó con una sonrisa.

“¿Has sido maldecida? Una bruja cruel te ha maldecido con un hechizo que te impide entregarte a tu amante más atractivo.”

Yo quería decir que él no era tan atractivo, sólo para ver si le bajaban un poco los humos, pero, honestamente, no estaría diciendo la verdad. “No, ninguna maldición“, le dije.

Eric se quedó callado por un rato, al parecer, pensando en más razones por las que  podría rechazarlo. Luego sonrió. “¿Tus padres tienen un mal matrimonio? ¿Tal vez es por eso que no quieres  darte a alguien? Me he encontrado  con que algunas mujeres se muestran reticentes cuando se trata de amor, si sus padres se gritaban el uno al otro cuando eran sólo unas niñas”.

Mis padres están muertos“, le dije. “Murieron en un accidente cuando yo era una niña.”

“¡Ah!”  exclamó Eric. “Y tienes miedo de volver a perder un ser querido si me das a mí tu corazón” Él  no me lo estaba preguntando, me lo estaba diciendo.

Dar mi corazón al apuesto desconocido en el salón de mi casa era un concepto tan extraño, que no podía tomar en consideración ninguna respuesta.

Él me apresó en un profundo abrazo. “Yo nunca te dejaré“, susurró contra mi pelo. “Tú eres mía. Estamos unidos hasta el final de los tiempos.”

Yo deseaba que dejara de hablar porque sus palabras sonaban más bien tontas. Su cuerpo, por el contrario, estaba caliente y duro y muy agradable para acariciarlo. Respiré  profundamente, esperando que me llegara el olor de  menta o canela – los hombres siempre olían de esa manera en mis novelas. Algunos incluso olían a café o chocolate, lo que habría sido demasiado para mí, con mis adicciones a ambos. Tendría que terminar comiéndole entero.

Eric podía haber olido como el almizcle en muchas novelas románticas en las que salía, pero en la realidad olía a… ¿tal vez el perfume de almizcle era el olor del sudor masculino? No era  que Eric oliera mal ni nada de eso… pero… Supuse que se lavaba poco.
Además, los desodorantes no eran algo que él utilizaba, yo estaba segura de ello. Probablemente no conocía el jabón como lo conocemos nosotros. Y definitivamente no olía a menta, canela o algo por el estilo.

Se apretó más fuerte contra mí y ahora ya sabía yo lo que querían decir cuando, en las novelas  hablaban de “la dureza presionando mi cuerpo“, porque efectivamente, había una gran dureza allí.

Puesto que Eric permaneció quieto y apretado contra mí durante un tiempo, pude sentir cómo mi propia resistencia se ablandaba y mi cuerpo le respondía. Mis propias necesidades  empezaron a demandar su atención.

Las manos de Eric se sentían suaves en mi espalda y entonces besó la parte superior de mi cabeza. Quería preguntarle cómo había llegado hasta mi sala de estar, pero ya me había dado cuenta de que  la versión muda de Eric era mejor, así que  no iba a comenzar una conversación  trascendental con él.

Aparentemente, Eric no  comprendía mi necesidad de su silencio, porque se inclinó un poco hacia atrás y me miró a los ojos.

Yo te bañaré ahora, mi amante, y luego te llevaré a la cama.”

Lo pensé. ¿Una fantasía real con ese hombre desnudo en la ducha y en mi cama? No es tan mala idea. Él era mi amante platónico, después de todo.

Es sólo que…  yo quería reírme la mitad del tiempo que abría la boca. Reírme o enfadarme. Entonces me imaginé que no hablaría demasiado, mientras nos duchábamos o teníamos relaciones sexuales.  Al menos,  no tanto como si nos quedábamos quietos en el salón.

Le agarré la mano y le llevé al cuarto de baño.

Me alegro de que finalmente te hayas rendido, Sookie,” dijo Eric.

“¿Finalmente?` Has estado aquí – ¿cuánto? ¿Veinte minutos?”

Sí, y ha sido una terrible agonía para mí  tener que esperar a que te dieras  cuenta de que debemos estar juntos.” Él me detuvo para apretarme contra su cuerpo, pero me las arreglé para seguir caminando. “Al principio me sentí muy herido por tu rechazo, pero ahora me doy cuenta de que necesitabas tiempo para entender que yo no te voy a abandonar cómo hicieron tus padres.”

Uh,  Ellos no me abandonaron. Ellos se murieron”, le repliqué, deseando que se callara.

Yo no me voy a morir. Y te juro que te protegeré con mi vida. Siempre.”

No quise entrar en una discusión sobre si la promesa de no morirse y  la de protegerme con su vida eran contradictorias. Yo sabía que lo había leído una y mil veces en mis novelas, pero  ahora que  lo escuchaba directamente de la boca de Eric me pareció totalmente ridículo.

Nosotros, finalmente llegamos a nuestro destino. “Mi cuarto de baño,” dije, y abrí la puerta.

Eric no  parecía sorprendido por las diferencias entre su mundo y el mundo de 2012. Lo cual era una buena cosa,  porque explicarle cada detalle nos habría conducido a más y más parloteo y no a lo único en lo que pensaba mi mente ahora mismo. Quería los pantalones de cuero fuera de él. Y ahora mismo.

Me dirigí a la ducha para darle una pista acerca de desvestirse. Entonces empecé a desabrochar mi vestido. Pronto estaba desnuda.

Eric sonrió. “Me complace no tener que pasar por una escena en la que tú eres tímida y  te cubres escondiéndote de mí. Esas escenas son las más pesadas. “

Asentí, señalando con la cabeza hacia sus pantalones. “Pero tú eres  quién se cubre escondiéndose de mí”, dije con una sonrisa.

Pero no por mucho tiempo, mi amante y que pronto serás mi compañera. No por mucho tiempo.” Y dicho esto, rasgó sus pantalones de cuero. Una podría haber pensado que un ser humano tendría dificultades para rasgar el cuero, pero él lo hizo.

De repente me sentí muy contenta por haberme desnudado yo misma. No me habría gustado sentir cómo  mi ropa interior era rasgada y arrancada de mi cuerpo. Esta era otra cosa que sonaba muy caliente en los libros, pero no  tanto cuando era tu propia ropa interior la que quedaba en ruinas. No, cuando sabías lo que habías pagado por ella.

Únete a mí, mi amante“, dijo Eric y se metió en la ducha. Hice lo que me pidió.

Eric me lavó el pelo y yo le lavé el suyo. No había ninguna conversación, sólo disfrutábamos con el toque del otro y me di cuenta de que Eric estaba encantado en su papel de ser  mi peluquero personal.

Él tomó la pastilla de jabón, hizo espuma con sus manos y comenzó a lavarme. Me dio un ligero masaje y  consiguió haberme gemir un poco.

Luego, sus manos se movieron por mi estómago y se deslizaron entre mis piernas. De repente tuve dos dedos dentro de un lugar que sin duda todavía no estaba listo para cualquier intrusión. El agua tiene la mala costumbre de quitar toda la humedad natural.

Ay”, le dije, pero Eric al parecer lo confundió con un signo de placer, porque siguió hundiendo sus dedos dentro y fuera.

Ven a mí, Sookie,” se quejó.

Me aparté. “Um  ¿tal vez cuando estemos en la cama? ” Le pregunté. Yo no quería criticar su rendimiento sexual. Por lo menos, no tan pronto.

Eric saltó de la ducha  repartiendo salpicaduras de agua por todo el piso. Suspiré, pero  pensé que siempre podría limpiar después. Cogió una toalla y comenzó a secarse a sí mismo y después a mí. Entonces me levantó, al estilo de una novia, y yo me apoyé en él. No me habían transportado de esa forma desde que era un bebé y aunque tuve un pensamiento fugaz acerca de ser capaz de caminar por mí misma, en general me pareció divertido.

Él me tiró en la cama y me reí cuando me hizo rebotar un par de veces. Le miré fijamente y tuve que tragar. Y, probablemente, baba. Erik el Vikingo estaba perfectamente construido. Quería darle las gracias a la autora que lo había creado. O tal vez sea necesario dar las gracias a mi propia imaginación por llenar los espacios en blanco en la descripción de la escritora.

Y ahora que iba a hacer el amor con él, mi risa se convirtió en una sonrisa.

Me gusta tu sonrisa, mi amante“, dijo Eric. “Muchas mujeres eligen  ruborizarse y ser tímidas, pero tú, pareces estar ansiosa esperando que te folle.”

Sí, estaba deseando que llegara ese momento, hasta que empezó a hablar  de las otras mujeres con las que había tenido relaciones sexuales.

Ábrete para mí, Sookie.”

“¿Cómo dices?” Le pregunté.

Ábrete. Quiero ver tu dulce miel corriendo fuera de tus Puertas de Placer.”

Me encogí. Sabía que Eric normalmente  le pedía a sus amantes que se “abrieran” y hasta me pareció caliente cuando lo había leído. Ahora sonaba simplemente estúpido.

De eso nada. Ven aquí” le dije, señalando con el dedo.

Eric se quedó perplejo por un momento, como si yo hubiera arruinado su modus operandi, pero luego saltó sobre mi cama. Me apreté contra él en un abrazo, porque no quería que se pusiera a comprobar si había miel en algún sitio, ni que volviera a mencionar ninguna Puerta.

Le di un beso y se emocionó mucho cuando me lo devolvió. Su lengua se deslizó entre sus labios y los míos buscándome. Cuando nuestras lenguas se encontraron, él comenzó a rodar la suya  alrededor mío y a empujarla en todas las direcciones dentro de mi boca. De repente supe lo que los romances entienden por “lenguas que luchan.” Fue un sentimiento muy extraño tener una lengua acosadora dentro de la boca, pero seguimos besándonos.

Nuestras manos recorrían una y otra vez el cuerpo del otro, cuando de repente sus dedos se deslizaron hacia el sur de mi cuerpo y una vez más volvió a hundirlos dentro de mí.

Hice una mueca.

Uñas“, le susurré. Eric necesitaba cortarse las uñas porque me estaba arañando cada vez que sumergía los dedos dentro de mí.

“¿Qué, mi amante?” -preguntó él, mientras seguía metiéndome los dedos.

Las uñas  me están  haciendo daño”, le dije.

Detuvo su penetración y me miró. “¿Mis uñas?”

Asentí con la cabeza.

Permanecimos inmóviles, durante un incómodo y largo momento. Me daba miedo que el estado de ánimo adecuado se hubiera arruinado por completo. Pero yo no  lamentaba haberlo detenido. ¿Quién quiere que sus partes más delicadas se utilicen como un poste de rasguños?

Entonces su cara se transformó en una mueca traviesa.

“Por suerte poseo un par de herramientas en mi cuerpo que no tienen uñas.” Comenzó a besar mi estómago y fue deslizándose hacia abajo. Yo ya estaba llena de anticipación cuando aterrizó entre mis piernas, y mis expectativas se transformaron en  placer cuando su lengua salió precipitadamente y empezó a sorberme, besarme y chuparme.

Su lengua definitivamente no tenía uñas.

Empecé a gemir y a retorcerme, y él abrió de par en par mis muslos y se aferró a mis caderas. Su lengua me estaba provocando un agradable hormigueo de placer y sabía que si seguía así, tendría un orgasmo maravilloso en  pocos minutos.

De pronto, Eric alzó la cabeza y gruñó – sí, gruñó – “Ven a mí, Sookie.”

El hormigueo se detuvo ya que dejó de haber fricción donde  se necesitaba fricción.

La frustración me hizo empujar su cabeza entre mis muslos. “No puedo llegar si tú no sigues lamiendo. “

Eric me miró con sorpresa, pero entonces se agachó de nuevo y continuó  lamiendo, besando y chupando y de pronto la sensación de hormigueo estaba de vuelta. Trabajó duro y era bueno en eso así que después de una larga construcción, sentí cómo el hormigueo se convertía en algo más.

Un sonido se escapó desde el fondo de mi garganta y me estremecí complacida disfrutando de la ola que se apoderó de mí. Contuve el aliento y luego me relajé de nuevo en la cama, disfrutando de la vista de Eric que levantaba la vista entre mis muslos.

Eso fue maravilloso“, le dije.

Tu miel tiene un sabor exquisito“, dijo. “Me gustaría poder beber tus jugos de amor una y otra vez y otra vez.” Él sonrió. “Y a lo mejor  puedo“. Y tras esas palabras, su cabeza estaba entre mis piernas de nuevo, chupando en un área que era demasiado sensible para ser absorbida en ese momento.

Traté de escabullirme, pero la expresión de su rostro me hizo imposible decirle por qué tenía que mantener una distancia entre mi intimidad y su boca. En cambio, empujé  sus hombros, esperando que captara la insinuación.

Por suerte lo hizo, porque lo siguiente que supe era que se estaba posicionando entre mis piernas. Poco a poco se abrió paso dentro de mí – muuuyy dentro de mí.

Debería haberle pedido que usara un condón. Yo sabía que no había SIDA en la era de los vikingos y esperaba que no tuviera cualquier otra Enfermedad de Transmisión Sexual. Pero aún así, podría quedarme embarazada. ¿O no podría? Eric, después de todo, sólo era un personaje de ficción. Sabía que sólo estaba buscando excusas, pero al final el condón no se mencionó.

Eric era grande, tanto en longitud como en grosor. El grosor excesivo no era un problema –  sólo se sentía bien – pero era un poco demasiado largo para mí. Al principio, envolví mis piernas alrededor de sus caderas, pero esforzándome por evitar toda su longitud dentro de mí – Sin embargo, yo no soy precisamente fan de que golpeen fuertemente mi útero durante las relaciones sexuales. No quería terminar sangrando – Desenvolví mis piernas y los dejé caer en la  cama.

Sin embargo, Eric tenía otras ideas. Me agarró las piernas,  las dobló sobre mí y dejó que mis  tobillos descansaran sobre sus hombros. Luego se adentró en mí, rápido y duro. Una vez más. Y una vez más.

“¡Oh, Sookie. Se siente tan bien alrededor de mi polla. Córrete para mí y ordéñame!” -gritó. Sí, eso gritó. Estaba segura de que me zumbarían los oídos después de ese grito.

Se quedó mirando con expectación hacia mi cara, pero cuando yo no di señales de correrme y tampoco  hice ningún esfuerzo por “ordeñarle” a él-¿acaso me parezco a una lechera? –  dio un último empujón, y los espasmos  recorrieron su cuerpo. Entonces aterrizó sobre mi pecho, mientras le gruñía a mi oído. Si alguna vez tengo que dormir con él otra vez tendría que usar las orejeras.

Eric me dio un beso y luego me hizo descansar sobre su pecho.

La sensación cuando te corriste, Sookie. Fue increíble“. La mano de  Eric  me acarició la espalda. Yo no  quería romper sus ilusiones acerca de mi orgasmo, bueno, más bien la falta de él – Yo sólo quería que se fuera.

Sabía que estaba siendo injusta. Erik el Vikingo había actuado exactamente igual que lo hacía en sus libros y  así me había encandilado  cada vez que leía sobre ello. No era culpa suya sino era tan bueno en la vida real cómo en la portada de un libro.

Mi mano se deslizó por encima de su estómago. Era muy guapo, muy musculoso.

Y ahora estamos unidos. Tú eres el “Deseo de mi corazón” y mi búsqueda para encontrarte, por fin se ha terminado. Soy tan feliz, Sookie… “

Solté un gruñido, sin querer  comprometerme con lo que estaba diciendo. Yo no me había unido a nadie.

Vamos a hacer los preparativos para tu viaje a casa conmigo.”

“¿Qué?” Me sacudí de golpe hasta la posición de sentada.

Eric sonrió con una sonrisa que, si la hubiera pintado y  colgado en una galería, la habría  llamado la verdadera felicidad. “Te voy a llevar a casa conmigo. ”

No puedes hacer eso. No puedo marcharme. “¿Era posible incluso para mí entrar en un mundo de ficción?

Pero tú eres mi compañera. Hemos superado tu reticencia inicial hacia mí y hemos hecho el amor.” Él pensó por un momento. “Puedes salir corriendo y  hacerte una herida, por supuesto, y entonces podré rescatarte. A veces esto sucede antes de que llegue el feliz final”.

Yo no quiero hacerme daño “, murmuré.

Eric se levantó y se puso delante de mí. “Bien. Sería  doloroso para mí verte herida. Cómo mucho, deseo rescatarte, pero no quiero pasar por ese dolor.”

Estoy segura de que también sería doloroso para mí resultar herida.

Eric se rió un poco. “Por supuesto, lo sería, pero es siempre más doloroso para el héroe cuándo la heroína tiene un accidente. Ya lo sabes.”

Sigo sin querer irme contigo, Eric.”

De repente, pareció darse cuenta de algo. “Ah, ¿quieres que te lleve conmigo a la fuerza. Se eliminará cualquier culpa que puedas sentir por entregarte a mí, por haber tenido relaciones sexuales conmigo sin que estemos casados”. Me agarró, sacándome de la cama y apretándome contra su cuerpo. “¿Quieres que te ate las manos, Sookie? Mi cinturón está en el cuarto de baño,  o simplemente puedo hacerlo sin consultarte.”

NO, no quiero tener las manos atadas. Quiero que te vayas.” Yo tenía bastante de él.

Eric no se fue. Él levantó mis pies del suelo y me rodeó con un fuerte abrazo. Nuestros torsos estaban pegados el uno al otro. Tenía sus brazos alrededor de los míos, así que lo único que podía mover yo era la cabeza y las piernas. Entonces él comenzó a decir algunas palabras que no pude entender.

De repente, el aire se llenó de chispas y humo. Traté de alejarme de Eric. Yo no tenía ningún deseo de ir con él a su casa en la época vikinga. Ni siquiera  a una era de los vikingos de ficción.

Eric me apretó más fuerte y yo estaba empezando a tener problemas para respirar. La sala empezó a girar y todo se volvió borroso. Sabía que era ahora o nunca, así que le di un rodillazo  a Eric en la ingle, tan duro como pude  y, cuando en un acto reflejo  me dejó ir, me lancé fuera de su alcance. ”

Sus gritos llamándome, su aullido, “¡Sookie!” fue lo último que escuché antes de que se disolviera en el aire.

Una pequeña puñalada  de dolor en mi corazón me hizo darme cuenta que había perdido definitivamente a Eric. O tal vez fue el sueño sobre él lo que perdí.  Nunca podría volver a mis fantasías. No, cuando ahora sabía cómo funcionaba Eric en la vida real.

Me acordé de que no  había terminado de leer todo el libro que había tomado prestado en la biblioteca  esta mañana. Ya no estaba tan ansiosa por leerlo como lo estuve antes, pero aún así quería saber cómo terminaba. Así que cogí mi albornoz, me lo puso y volví a la cama donde cogí el libro.

Rápidamente me di cuenta de que las escenas que siempre me habían hecho sentirme caliente o preocupada, me dejaban ahora indiferente, o me hacían reír. Erik el Vikingo era un héroe romántico hecho para heroínas románticas – no para las mujeres comunes y corrientes con las necesidades ordinarias.

Finalmente  llegué al “Final” y leí: Eric el vikingo sigue sin  encontrar al “Deseo de su corazón”. Ha tenido relaciones sexuales docenas de veces –  varias de esas veces con múltiples parejas sexuales y una en la que había atado a su amante -, pero él todavía estaba buscando al amor verdadero.

Di la vuelta a la página y noté que había una propaganda sobre el próximo libro de la serie.

El vikingo y la camarera del Futuro

Una camarera del futuro llama a Eric el Vikingo y es mágicamente succionado hacia un tiempo y una era que él no conoce. La camarera tiene las cicatrices de la muerte de sus padres,  cicatrices que  hacen difícil para ella confiar en nadie. Incluso en el amor de Eric Northman. ¿Esta camarera es el “Deseo de su corazón?”

Cerré el libro, un poco sorprendido. Entonces respiré profundamente.

No, no creo que  la camarera sea el “Deseo del Corazón de Eric el Vikingo“, murmuré para mí misma y me fui a hacerme una olla de café recién hecho.

The End.

Conduciendo El Camion De Bomberos

2 thoughts on “Erik el vikingo (o Cómo conocí al hombre de mis Sueños)

  1. Luu says:

    WoW!Me encanto,tienes mucho talento.Sigue asi,genial historia

  2. Cari says:

    Ohh, después de lo que ha ocurrido en DEA, ha sido de lo más realista.

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